martes, 26 de abril de 2011

La bicicleta con alas

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(Fran y Milagros me envían dos poemas que Fernando le dedicó a ella.
Aquí tenéis el primero)











Foto: jose rasero


La bicicleta con alas,
no, no es verdad, con alas no,
y más bien me equivoco
porque tiene pinta de cigüeña
cuando la dejo en el suelo,
claro que tal vez
sea como un caballo alado
y lo dudo, las estrellas fugaces
están enamoradas de ella.


Tiene que ser algo rara esta bicicleta,
no he visto arcoíris más nítido
que sus dos ruedas
y el profundo violeta de su cuerpo
le viene dado de alguna madre diosa,
Astarté seguro que es su hermana menor.


Ningún mortal monta
a su grupa sin miedo
pues ella no sabe de tangentes
solo vuela en los sueños de todos los niños.
Es leve como una pluma
tendrá corazón de halcón
o habrán templado su metal
con la brisa de poniente en agosto.
Sospecho lo peor
que Lewis Carroll
se la robó a Alicia,
no sé qué pensar
pues ésta solo susurra
Milagros, Milagros
luego me hace unos pucheros
y se le desinflan las ruedas.
Una bici que echa de menos a una mujer
es cosa rara.

Para ti Milagros
Con cariño.
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martes, 19 de abril de 2011

POETAS EN BLANCO: "Surrealista entrega de premios"

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Bueno, querid@s niñ@s, hasta aquí ha llegado esta aventura que, aunque virtual, sé ha sido muy sentida por todos quienes junto a mí la habéis seguido y disfrutado.
Sí, es un final, mas un final abierto, pues nunca se sabe qué nuevos documentos, fotos, papeles, vídeos, etecé, puedan aparecer, en cuyo caso se verán reflejados con celeridad internética  en este espacio, para algarabía de todos.
Como despedida (abierta) me ha parecido muy al pelo aquella que hicimos una noche inolvidable en el  pub La Chimenea, desaparecido icono de la boheme gaditana, como Poetas en Blanco.
Un fuerte abrazo.
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sábado, 16 de abril de 2011

Dieciséis años son tan pocos

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Dieciséis años son tan pocos
para tanto amor a mi amor.
Dicen que estoy perdido
y dicen bien porque
en las noches estrelladas
mi alma va de infinito
hasta el infinito, perdiéndome
como un meteorito
en el cielo raso de los infinitos.
Perdiéndome, perdiéndome,
perdiéndome en este mundo
de máscaras y mentiras,
perdiéndome en todo,
perdiéndome en nada.
Dieciséis años
pocos besos y muchas tristezas.
Dieciséis años adolescentes,
no sé lo que tengo.
Dieciséis años como gaviotas
que "han hecho lo imposible
porque de lo posible se sabe demasiado"
(Silvio Rodríguez)
para volar bien lejos
de la vulgaridad.
Dieciséis años me siento hombre marchitado.
Dieciséis años no conozco París.
Dieciséis años he leído algunos libros.
Dieciséis años la Gioconda me mira
risueña, firme, tierna y casi cínica.
Dieciséis años me evado en la flauta,
en la armónica y el sueño de poder tocar el saxo.
Dieciséis años he sido tantas cosas
que me es difícil encontrarme
en mí mismo y en la palabra.
Dieciséis años camino solo
con mi incipiente bigote
embrujándome la luna.
Dieciséis años reflejan mis ojos
entre castaños y verdes.
Dieciséis años el cuerpo oxidado
mi sangre sin fluir.
Dieciséis años mi corazón
se ha atrapado platónicamente
a una mujer enamorada.
Con dieciséis años
acabo este poema.

(1980)
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miércoles, 6 de abril de 2011

Pendo de un día inútil

Foto: jose rasero
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Pendo de un día inútil,
miro las antenas abstractas,
los tejados rojos,
las chimeneas, el sol y sus sombras,
oliéndome a un rincón de metro.
Teniendo demasiada angustia,
demasiada angustia,
como si se hubiera muerto
una hija de seis años.
Y he hablado con el vecino
de mi vida,
si es o no es un negocio rentable
alquilarle el trastero,
una buhardilla para mí de ensueño.
Mientras mi mujer llora
sin conseguir el orgasmo
viéndome hundir en la frustración
de no hallar los medios.
Hoy el fontanero que arregla
los tubos de mi bañera
me mira con cara
de asco y rabia
cuando trabaja de rodillas
sobre mi cojín favorito.
¿Qué puedo hacer
si escribiendo
no resuelvo nada?
Estoy en el yunque del contrario
y la ansiedad me mata lentamente.
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