Suelo caminar bajo la luz, pero hay días que floto en ella. Así me ocurre igual con las sombras de los lápices y las agujas del reloj. Y por pasar no pasa nada, sólo una negrura inquieta respira en mi pecho.
Las sombras no existen, es sólo que cuando la luz choca contra algo se para y aparece ese espacio oscuro, esa sombra, siempre caminamos bajo la luz que nos lleva a lo sublime. Bello. Besos
Que bien supo tu poesía transformar el ambiente en la nieblina que la habita.
ResponderEliminarCon cariño, esencia.
Las sombras no existen, es sólo que cuando la luz choca contra algo se para y aparece ese espacio oscuro, esa sombra, siempre caminamos bajo la luz que nos lleva a lo sublime. Bello.
ResponderEliminarBesos
A veces parece que la negrura lo cubre todo, pero estoy convencido que cualquier noche puede salir el sol. Un abrazo, Fernando, y para tí Jose
ResponderEliminarDe la luz a la sombra, de la sombra a la luz...caminar, transitar por ellas y la inquietud de saberse inmerso de donde hay que salir.
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