Ariadna me susurra al oído
una canción infinita
de túneles sin salida
o autubuses sin destino,
de esperas fotocopiadas en esquinas,
de falsos diamantes rotos
en su vientre virgen.
Y sin embargo calla
la sal de su sudor
y las armónicas formas de sus senos
como si no existiese ni un gramo
de amargura en sus manos
que sostienen el origen
de todos los errores.
Y es quien es: cándida juventud
que camina con los ojos de agua
(sin dientes y sin huella)
paz y venganza de los frágiles.
Desconocida diosa
que colecciona ataúdes
para soles prematuros
y guía agujas en súbitas madrugadas.
Ariadna tararea su canción
a los náufragos sin salvavidas,
enciende hogueras
en acantilados, tierra adentro.
Exquisitez de letras ue gutosamente me leo.
ResponderEliminarsaludos, siempre esencia.
Ay Adriadna que engendra la amargura allá donde sólo hay mezcla de locura y cordura fruto del amor que a pesar de todo perdura...
ResponderEliminarSaludos cariñosos Jose
Interesante, me gustan los susurros que pienso siempre apuntan algo nuevo
ResponderEliminarSaluds