sábado, 3 de julio de 2010

Cayó rodando a las calles













Cayó rodando a las calles,
al infierno más frío,
se destrozó el cuerpo
contra la nada gris y negra
de las noches urbanas.
Dejó morir a la luna
en un charco de orina,
ventoseó y se le escapó
el espíritu de hombre
que olía a animal.
Vomitó y ahogó
su alma en el suelo,
sólo le quedó defecar su corazón
e ir a matar a una novia inocente
a la puerta de la iglesia.
Perdió la bondad y la verdad;

quedaba nada más que la filosofía del mal
en su cabeza libertina
que no era otra cosa que su ciudad.
Dios si existiese
no sería más que un viejo decrépito.

                                                                              (1989)

Foto: jose rasero

1 comentario:

  1. Buscamos sin descanso nuestra identidad, nuestro espacio, una oportunidad, y a veces no encontramos más que un frío y triste deambular por las calles, como si estuviéramos rodando en una burbuja que nos hunde en un pozo sin fondo, el vacío se adueña de nosotros y la soledad y oscuridad lo inunda todo.
    Triste, cuando no se tiene la decisión y fortaleza para sacudirse las nieblas y buscar la claridad...
    Los escritos de Fernando son siempre muy tristes y demuestra una búsqueda inquietante, sin resultados aparente...
    Gracias Jose por permitirnos leer sus escritos.
    Un abrazo

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