sábado, 20 de febrero de 2010

Dios sabe

    Por supuesto, aún como un capullo, sufro la mordaza soberbia de aquellas imágenes, como si ahora mismo estuviera viendo a un metro cuadros de Picasso o una colosal escultura de Rodin. Me refiero a ese extraño trance que se alcanza con los sentidos cuando se penetra en una catedral o un museo, o se escucha música de Stravinsky. Estaba subyugado por completo cuando obtenía esa tibia hemorragia de placer mucho más sublime que la paz del vasito de leche fría y las galletas en mis madrugadas de insomnio.
Todavía, cuando recuerdo que las tuve entre mis dedos, me recorre un escalofrío por las vértebras. No deseo creer que esto me esté calando hondo, no quiero obsesionarme. Contemplo el vacío sin dejar de pensar en los enrevesados sentimientos de abandono y sensualidad secreta que aún anidan en mi cabeza. ¿Cómo es posible que cosas tan pequeñas envenenen tanto?

Un leve contacto, una caricia con la punta de los dedos que casi era un roce imperceptible. ¿Tan fuerte es el poder de sus curvas, con esa suavidad animal? Tenían vida, o algo más que vida, misterio. Como islas deshabitadas a las que se llega náufrago. Trato de darme algún consuelo -como podéis imaginar-, llegar a alguna conclusión, hacer razonable el marasmo de conexiones que existen entre mí y aquellos momentos reveladores de una nueva vereda en mis instintos.                                                                                        
Sin maldad me veía como un inventor de mariposas, con tan solo revivir aquellos encuentros conformados de sutiles toboganes, concavidades, recovecos, túneles abiertos... Un laberinto sin hilo de Ariadna donde morir con ese pellizquito de carne de tan profunda ternura. Y bien, ¿por qué perdí aquellos maravillosos apéndices?, ¿pensaría Ana que estaría toda mi vida sobándole sus deliciosas orejas únicamente?
Eso sólo Dios lo sabe.


*Relato publicado en 2004 en el número 11 del fanzine Tres Pestes.

Foto: jose rasero

3 comentarios:

  1. Me encanta venir a este blog, se bebe pura literatura. ¡Qué excelso poeta!

    Saludos cordiales,

    Hasta pronto. Un abrazo.

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  2. Vuelvo de nuevo a nadar en la corriente de los pensamientos de u n ser privilegiado en cuanto a su vision de la vida.

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  3. Hola Sombragris! Te dejé unas gracias en la entrada que dedicaste a Fernando en tu blog. Las reitero.
    Saludos.

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